viernes, 7 de diciembre de 2012

El suspiro de la vida

A veces le costaba ver su cara, recordarla. A veces se preguntaba si eso era amar. Otras sonreía sin razón, pensando en algo que le hacía reír, como su pelo al despertar o su don para no bailar bien. También le ocurría que de vez en cuando se encontraba en presencia de la ausencia más cálida que había conocido.
Pero esa noche otra cosa le pasó. Esa noche vio el mundo estallar en mil universos, vio el cielo desaparecer y en su lugar abrirse los ojos más bellos que había visto. Esa noche vio cómo se terminaba la historia, cómo morían todas las historias, todos los sueños, todos los miedos, todo.
Esa noche de fuego de colores vio renacer la vida misma, renacer completamente, despojada de todo lo antes conocido y certero. Presenció un milagro, presenció su alma escurriéndose en ese último suspiro para llegar a él, y allí echar raíces nuevamente. Sí, presenció un milagro, eso es. Fue consciente del preciso momento en que su alma dejó de ser suya para ser de él, para nunca más ser ella sola sino ellos juntos.