sábado, 20 de agosto de 2011

Never to return again, but always in my heart

Te extraño. Sí,te extraño. Mucho. Mucho,mucho. Como jamás he extrañado en la vida. Te extraño como se extraña lo que no se puede tener, con esa imposibilidad actuando de aliciente. Te extraño con todo lo que soy. No, miento: te extraño con todo lo que quedó de mí. Te extraño hasta la última célula de mi cuerpo. No puedo dejar de pensar, de rememorar, de sentir ese último tierno abrazo. Ese beso dulce, quizás el más dulce que en tu vida me diste. Tus palabras aún resuenan en mi cabeza y retumban en mi corazón. Esa última vez que nos vimos, que nos sentimos, que nos entendimos, está tatuada en mi ser y así quedará para siempre. Esa última vez que nos quisimos. No, que nos quisimos no, porque yo no te quise nunca. Te amé, te amo y te amaré. Incondicionalmente, y a pesar de y a causa de ciertas cosas.
¿Si te dijera que ya te perdoné, volverías? Ya sé que no podés, pero ¿qué pierdo al preguntarlo? Yo sé que ni siquiera vas a leer estas palabras. Pero no puedo hacer otra cosa. Sólo puedo hablar con vos en mi mente, en mis sueños, en  mis recuerdos, en momentos ficticios. Yo sé que no te voy a recuperar; no porque no quiera, sino porque no puedo.
¿Si te pidiera perdón por todo lo que te herí, volverías? Ya sé que no podés, pero no tiene nada de malo mi intento desesperado y patético de que vuelvas. Todo es más frío, más distante, un tanto más irreal sin vos. Hay cosas que no entiendo cómo hago para pasarlas sin vos. Hay momentos en los que es totalmente ilógico que no estés ahí. Hay palabras atoradas en mi garganta que mi corazón necesita decirte. Hay abrazos que se acumulan sin parar, y sé que ahí quedarán. Y no puedo ni quiero dárselos a otro. Fuiste, sos y serás el único en mi vida. Siempre. Sin importar qué pase. Come what may, como cantan Christian (Ewan McGregor) y Satine (Nicole Kidman) en Moulin Rouge. El nuestro es un amor que no puede caducar. Simplemente, no puede.
Hay tanto que quisiera decirte que de poder hacerlo, no sabría por dónde empezar. Creo que empezaría por hundirme en tus brazos y sentir que nada ha cambiado, que nos queremos como siempre y que nada de esto pasó, que nada fue real. Pero lo es. Odio que lo sea, pero lo es. Es demasiado real. Demasiado.
Esos ojitos tuyos que muero por ver. Esas risas, escasas en los últimos tiempos, que me gustaba causar.
Quisiera saber qué pensás de mí. Quisiera que me dieras tu consejo. Quisiera saber si estás conforme con lo que hice, con lo que hago de mí. Quisiera contar con tu aprobación. Quisiera saber si algún día voy a volver a verte. Quisiera saber que todo lo que pasó fue mentira.
Quisiera tenerte conmigo, que me abraces, que me acompañes, que estés, que me retes, que me pelees, que me discutas, que me guíes, que me mires, que me felicites, que te alegres, que sonrías, que te enojes de mentiritas cuando te despeino, que me dejes agarrarte los cachetes, que cocines ese matambre a la leche y ese budín de pan que te salían espectaculares, que para las fiestas hagas la colita de cuadril rellena que era un manjar, que me hagas regalos, que llores de emoción cuando te regalaba algo y te hacía esas tarjetitas, que bailes otro vals conmigo, que no veas los colores y por eso te compres todas tus camisas parecidas, que me digas que así no salgo a la calle, que me critiques, que me corrijas, que me enseñes, que me prepares, que me escuches quejarme, que seas testarudo, que quieras tener siempre la razón, que no te guste perder, que siempre me ganes al Chin Chon haciendo Chin Chon, que te gusten los juegos de cartas y de mesa, que siempre me ganes a las damas, que tengas delirios de grandeza, que construyas castillos en el aire, que fantasees con cosas grandiosas fuera de nuestro alcance, que hagamos "el rodillo", ese juego nuestro. Que cada noche estemos juntos comiendo. Que cocines todos los mediodías lo mismo, pollo con calabaza. Que no dependamos de nada ni de nadie para hacer lo que queramos.

Te quiero de vuelta.

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