jueves, 3 de noviembre de 2011

Vaivén.

Y pensar que hasta hace poco, despertar a tu lado era una bendición, un buen augurio del destino. Hoy es el recordatorio de una vida que me aplasta, que no me da respiro, que no me deja ser. Ayer, futuro. Hoy, pasado. Condena interminable, eterna. Tus labios se mueven, pero no sé que decís. Algo se rompió, me temo. Mis labios también se mueven, pero tampoco sé que dicen. Planchando las olas de un mar bravo, durmiendo en la luz de esos faroles que hasta casi recién iluminaban el horizonte y ahora sólo son destellos de un futuro presente.

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