jueves, 2 de abril de 2015

querer y Querer

Yo no voy a decir que nunca me quisieron. No podría, no quiero mentir. Tuve la suerte de ser querida, y mucho. Algunas veces más que otras, sí; pero querida al final.
Pero me di cuenta de algo. Me han querido, sí; pero no siempre sanamente. El amor es locura, es cierto, pero una cosa es la amar con locura a alguien y otra es amar locamente. Enfermizamente.
Me quisieron para el otro nada más. Para adorarlo, para acompañarlo. Me quisieron para crecer, para aprender, para competir, para saber. Me quisieron para saborear la adrenalina, la aventura, lo prohibido. Quisieron quererme para probarse algo. Quisieron quererme para que los quiera, para que les de todo, para que sea de ellos. Me quisieron para el afuera, para demostrar algo, para quedar bien. Me quisieron de verdad aun cuando no lo supieran demostrar.
Pero jamás me quisieron como me quiere él. Me quiere bien, sanamente. Me quiere en nombre del amor, sin ninguna otra intención ni motivación. Me quiere como soy, sin querer cambiarme. Me quiere desde el conocimiento, desde el saber lo que soy y lo que no. Me quiere desde la ignorancia de no saber qué más puede haber, pero también desde la fe y la esperanza de que pueda descubrirlo. Me quiere porque sí, porque podría no quererme y sin embargo lo hace, lo siente. Es eso, básicamente. Me quiere porque lo siente, porque le nace. Lo veo en sus ojos, que siempre me miran con amor, con calor de hogar, con paz y certeza. Certeza de que nada malo va a ser tan malo si estamos juntos. Certeza de que a veces el amor todo lo puede. Me quiere bien. Y eso va a hacer que todo esté bien.

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