lunes, 18 de abril de 2016

Nuevos acordes

Hace algún tiempo ya que la escucho. Me sigue, me acecha. Me espera a la vuelta de la esquina, a la salida del ascensor, en la parada del colectivo, en la  puerta de mi casa, en todos lados. Me mira desde lejos y se acerca sigilosa, temerosa de que me de cuenta de su presencia. Se ubica cerca de mi oído y me regala su sonido. Es esa canción nueva, desconocida, jamás oída por estos tímpanos. Y de hecho no estoy muy segura de su procedencia, poco sé sobre ella. Ni cómo nació ni quién la hace sonar para mí. Lo único que sé es que sale desde algún rincón de mi ser al que sólo se llega a través de una energía indomable, extrema, profunda e hipnótica. Sólo la pasión la despierta. Y cada día suena con más fuerza, cada día pierde un poco más la vergüenza y se hace escuchar más claramente. Todos los días se despereza y se despierta para despertarme a mí y sacarme del letargo; me anima a más. Quiere ser la banda de sonido de mi vida, pero sin saberlo ninguna de las dos, hace tiempo que ya lo es.

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